En los últimos meses hemos podido contemplar una serie de disertaciones y análisis acerca de los diferentes movimientos o acciones feministas que se desarrollan a lo largo y ancho de nuestro mundo… Feministas islámicas, indigenistas, las que trabajan con el ecofeminismo o las que deciden salir en tetas con mensajes escritos en su pecho, entre muchas más…
Ante todo esto, se valora si sus formas de lucha son validas o no, si son acordes con los objetivos que defiende el feminismo; con lo cual, me empiezan a surgir una serie de preguntas, a las cuales solo pretendo aportar unas respuestas que pretenden reflejar lo que año tras año he venido construyendo en el trabajo diario:
¿Es posible hablar de ‘el feminismo’? a mi modo de ver no; hay tantas formas de verlo, de vivirlo, de interpretarlo y de lucha, como subjetividades y realidades existen. Nuestras concepciones no son las mismas, por mucho que las teorías hayan sido formuladas bajo los parámetros de una o determinadas sociedades y espacios temporales.
Acaso ¿quién soy yo, para decirle a una mujer indígena, que ha compartido conmigo los mismos espacios de formación académica, que su forma de lucha no es coherente? Entiendo que ella valorará la misma teoría que juntas recibimos, bajo los lentes de su cosmovisión y su realidad espacio-temporal y dirigirá su lucha bajo las estrategias que considere sean más oportunas y efectivas. Al fin y al cabo, es una mujer que al igual que muchas otras tiene una formación y unas experiencias vitales, que le ayudarán a llegar a buen puerto, y yo de manera sensata, no me considero ‘mejor que ella’ para decirle como tiene que hacer su lucha, ante esto, solo puedo aportar y apoyar su trabajo, en sororidad.
¿No estaremos cayendo en la vieja trampa del ‘divide y vencerás’, la cual le pone tan fácil el trabajo al patriarcado? Durante siglos, ha sido muy fácil para el sistema dominante, poner en contra de nuestras reivindicaciones a la sociedad en general y a las mujeres -que no eran conscientes de la necesidad de cambios- en particular; pero ahora mismo, estamos viviendo otra -no tan nueva- modalidad de esto, que no más ni menos que poner en contra a unas feministas con las otras…
Como feministas, tenemos como punto de partida el trabajo por la igualdad entre hombres y mujeres, pero serán nuestras realidades las que nos determinen cómo gestionar las acciones, por supuesto sin perder los objetivos y siendo tan astutas, como lo es el sistema, para que nuestras reivindicaciones no pierdan su sentido en la manipulación de aquellos medios de comunicación tergiversadores, que tienen en sus manos la construcción del imaginario colectivo, por desgracia.
Sumar acciones, llegando a consensos de mínimos, utilizando como herramienta esa sororidad de la que tanto hablamos y entendiendo que el fin sigue siendo el mismo; apoyando y aportando y sumando por nuestros objetivos comunes.
Tanto si una compañera indígena pelea a diario con sus compañeros hombres, por ocupar lugares de decisión en sus cabildos de gobierno; como si una compañera islamista trabaja a diario por una reinterpretación del Corán donde se modifique el rol de las mujeres en su sociedad; como si una compañera ecologista se ata a un árbol en un bosque amazónico, porque la deforestación de ese espacio está acabando con las culturas ancestrales que habitan allí; como si una compañera, desde posturas consideradas por algunas personas, como ‘transgresoras’ lanza un documento audiovisual -o en cualquier otro formato- con el que busca poner en cuestionamiento el orden social histórico que nos ha sido impuesto, vulnerando nuestros derechos como ciudadanas; como si una compañera europea sale con sus pechos descubiertos con una postura reivindicativa y de lucha… para mi, son acciones que siguen sumando a nuestra lucha… yo personalmente, como educadora, hago mi parte, trabajo día si y día también por seguir educando en igualdad, que al fin y al cabo, no es más que otra acción más de lucha, pero que sigue aportando… hay quienes ante esta postura me dicen que soy muy ‘buenista’… ¡yo prefiero llamarme práctica!
Lo que creo que deberíamos tener muy presente, cada vez que nos llegan tantas ‘flamantes disertaciones’, es recordar que desde cualquier lugar del mundo y en la coyuntura que sea, todas nos movemos bajo la misma bandera, la de la lucha por la igualdad… ¡somos feministas, no lo olvidemos!