La realidad en que vivimos reclama más acciones reales ante la velocidad con la que se dan los hechos. Una respuesta contundente ante ellos puede ser determinante para que estos se modifiquen o refuercen según sea el caso.
Violaciones de los Derechos Humanos a lo largo y ancho del planeta nos despiertan cada mañana y las constantes movilizaciones, tanto en el mundo virtual como en el real, son tan variadas como las respuestas a estas.
Pero en el caso de la violencia de género nos está faltando un elemento crucial para empezar a modificar los comportamientos sociales que la perpetúan. Algo que nos lleva a que, a día de hoy, en España tengamos ya una fatídica lista de 53 mujeres asesinadas.
Hemos tenido casos en los que en cortos periodos de tiempo -de 48 a 72 horas- han sido asesinadas hasta cinco mujeres. En esos casos, la respuesta de las personas que trabajan o están constantemente movilizándose en las redes sociales ha sido contundente.
Sin duda alguna, hemos conseguido que la ciudadanía rechace esta situación. Aunque nunca falta la respuesta incoherente y carente de argumentos de quienes pretenden perpetuar las distintas formas de violencia que vivimos las mujeres.
De esta forma, observamos que se va generando esa reflexión tan necesaria en la gente, frente a una problemática que se vive a diario en nuestros espacios cotidianos.
Pero el problema surge justo ahí: ¿nos estaremos quedando solo en la reflexión y en la manifestación de rechazo en el 1.0 y el 2.0? ¿Lo trascendemos y pasamos a la acción?
Desde luego, y como en varias ocasiones he podido debatir en diversos espacios, no se trata sólo de salir a crear asociaciones en masa y/o organizar manifestaciones o tantas otras acciones llevadas a cabo ya desde hace décadas por los movimientos feministas.
Ni siquiera se trata de volvernos todas y todos especialistas en temas de género y de violencia contra las mujeres.
Todo eso es muy útil a veces, pero si ya tenemos la suerte de contar con algunos -pocos y muy valiosos- espacios donde esto se lleva a cabo de forma eficiente, sería conveniente empezar a desarrollar comportamientos que fuesen mas contundentes.
Aquí la ciudadanía puede ir mucho más allá del activismo en redes y así superar el activismo de sofá. De esta forma desaparecería la percepción predominante a día de hoy, que hay demasiado tuit publicado y poca acción o compromiso real con la causa.
Por eso, me gustaría dar tres claves sencillas, pero muy significativas, para generar un activismo real.
¿Cómo podemos crear este activismo en todos los entornos, tanto el virtual como el real?
¿Cómo podemos poco a poco ir generando esas transformaciones necesarias para acabar con la violencia contra las mujeres?
En definitiva, ¿cómo podemos evitar quedarnos como simples activistas de sofá?
- No perpetúes los estereotipos sexistas. Es fundamental empezar a romper con esas ideas erróneas que siguen generando la falsedad de que «las mujeres son así y los hombres de tal o cual manera»…. Somos tan divers@s como personas hay, y adjudicar a una condición biológica o cultural una predestinación para tal o cual cosa, es insostenible. Es fundamental hacerlo desde casa con nuestras hijas e hijos, dar libertad para que su socialización esté libre de estos prejuicios.
- Aboguemos por los espacios mixtos, diversos y respetuosos. La segregación por razón de sexo o género, a lo que nos lleva, es a perder a la otra mitad de la sociedad, ignorar sus aportaciones y sus puntos de vista y evitar que se enriquezca nuestra percepción de la realidad.
- Desde luego no puede faltar Tolerancia Cero con la violencia machista. A diario nos encontramos con muestras de ella. Desafortunadamente, llevamos muchos años de historia, entendiendo ciertos comportamientos como normales y ya los hemos interiorizado. Chistes, dichos, refranes y ciertos juicios que hacemos constantemente tienen ya demasiadas veces una gran carga machista. Romper con ello será un gran paso para ir generando esa transformación tan necesaria. Por supuesto, la pasividad ante una situación de violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea física, psicológica o económica, no puede ser una opción. No tiene sentido dedicarme a reproducir montones de tuits sobre el ultimo asesinato machista, pero guardar silencio ante el acoso a una mujer en un vagón del metro, por ejemplo.
Como veis, son cosas simples, pero granito a granito vamos creando una playa. Por último, no podemos olvidar que el ejemplo es una de las mejores herramientas en la formación. El mejor paso que podemos dar para la erradicación de la violencia machista es educando en igualdad a nuestras niñas y niños, en formas de relacionarnos que sean igualitarias y respetuosas y que ellos/as puedan ver reflejadas en nuestro comportamiento.