El 20 de noviembre de 2011, el Partido Popular gano las elecciones a la presidencia con Mariano Rajoy encabezando la lista. Sus 10 millones 800 mil votos les han permitido tener una “mayoría absoluta” en el parlamento, la cual sistemáticamente han utilizado y utilizan para imponer sus políticas.
Ahora bien, año y medio después de dicha ‘victoria’, muchísimas personas de ese ‘inmenso grupo’ que les voto aquel día, no solo se ven defraudadas y engañadas, sino atropelladas y castigadas con una serie de ‘reformas’ económicas y sociales, que no solo prometieron no llevar a cabo, sino negaron rotundamente, en el periodo de campaña, y que además no iban en el supuesto marco ideológico de su partido, pero que a golpe de su “mayoría absoluta” han aprobado y aplicado. Está claro que muchas de esas reformas si que tienen el tinte ideológico que llevan años defendiendo, pero particularmente, esas medidas, son las que más han retrasado y por supuesto con mayor revuelo social.
Y como la lista de todos estos ‘despropositos’ (por llamarlo de alguna manera más ‘suave’) podría llegar a ser muy larga, me quiero centrar en tres aspectos bastante discutidos y muy en auge por la coyuntura actual: la reforma de la ley hipotecaria, la reforma de la ley de educación (a mi parecer mal llamada LOMCE ya que de mejora poco tiene) y la ‘supuesta’ (y digo supuesta, porque hasta el momento no hemos conocido más que las amenazas del ministro) reforma de la ley de derechos sexuales y reproductivos e interrupción voluntaria del embarazo.
Estas, son tres reformas sobre las cuales la sociedad se ha manifestado de manera rotunda en sondeos, encuestas, recolección de firmas, pronunciamientos oficiales, a través de las redes sociales, creación de diversas plataformas y multitudinarias movilizaciones, donde incluso sectores de la sociedad civil que difícilmente se ponían de acuerdo, han logrado encontrar consensos de mínimos y manifestar su claro desacuerdo. Pero que aun así, han seguido su curso parlamentario, amparados en esa tan mentada “mayoría absoluta” o a golpe de decreto ley.
Ahora bien, qué significa la “mayoría absoluta”? Es decir, a pesar de que la sociedad este rechazando constante y visiblemente toda esta serie de reformas, se sienten en la posición de hablar de una “mayoría absoluta” cuándo la mayoría de la ciudadanía ha manifestado rechazar dichas reformas? Se siente el gobierno amparado en una “mayoría absoluta” cuando muchas de esas personas que les votaron, también están rechazando sus políticas?
A mi modo de ver, es perfectamente obvio que ese discurso, por mucho que lo quieran defender, ha perdido toda credibilidad, ya no solo porque ese concepto de: voy, voto y me aguanto 4 años lo que sea, por que así se voto, ya no se lo cree nadie y porque la ciudadanía se esta haciendo consciente de la necesidad de generar otros mecanismos de participación en el tan mencionado sistema democrático.
La duda que me surge ahora es más simple: si el gobierno realmente se siente con el respaldo de esa “mayoría absoluta” en la que tanto se escuda, por qué no somete estas reformas tan censuradas por la sociedad a la consulta a través del referéndum, tan utilizado por tantas democracias y gobiernos? Será que teme darse cuenta que su “mayoría absoluta” fue solo un espejismo, del cual ya no quedan ni los reflejos? Es posible que este sea el golpe de realidad, que tanto las personas que forman parte del gobierno, como la ciudadanía en general, necesiten para darse cuenta de la posición real de las cosas y se empiece a solucionar todo este entuerto creado con la disculpa de la supuesta “mayoría absoluta”.