El #MeToo ha tenido tantas versiones, como contextos tiene el acoso y las agresiones que vivimos las mujeres, pero todas tienen algo en común: evidencian que no son casos aislados. Estas situaciones forman parte de un problema estructural y sistémico y que urge que la sociedad sea consciente de ello y reclame leyes y mecanismos eficientes que protejan a la mitad de su población. Es imperativo que se deconstruyan las estructuras que siguen sosteniendo esta realidad a través de mecanismos legales de prevención, especialmente en la educación.