Querida ‘tradwife’: hablemos sobre nuestra independencia

Hola, querida «tradwife«:

Llevo días queriendo escribirte y finalmente he decidido hacerlo mediante esta carta, en lugar de a través de las redes sociales, que prefiero dejar para hablar de nuestro futuro como mujeres libres e independientes.

Desde hace varias semanas vemos como trending topic «tradwife», que dicen busca representar el deseo ferviente de muchas mujeres de volver a un pasado que no necesariamente fue mejor. Un pasado donde el modelo de mujeres dedicadas en cuerpo y alma a las tareas del hogar y a complacer a sus parejas era la norma. Y es que curiosamente, estos contenidos parecen impulsados por algoritmos que los posicionan constantemente.

Permíteme que enfatice en el «volviendo» porque esto no es nuevo, no es una tendencia que tú y tus colegas de TikTok, Instagram y YouTube hayáis inventado, esto lleva décadas orbitando en las sociedades de este norte global tan adelantado, donde los hombres siguen resistiéndose a considerarnos iguales, a aceptar nuestra independencia, y, sobre todo, a renunciar a sus privilegios.

Un norte que se sigue resistiendo a reconocer los logros, fruto del duro trabajo de tantas mujeres, para que todas tengamos los mismos derechos y oportunidades que los hombres. Avances que han ido progresando, aunque más despacio de lo que quisiéramos y siempre esquivando los obstáculos de la historia. Pero claro, algunos hombres que quieren que les hagan todo, pero no nos dejan hacer lo que queremos, especialmente cuando se trata de ser independientes económicamente, se han empeñado en frenar este progreso e incluso lo han financiado, principalmente ciertas organizaciones anti derechos de las mujeres en EEUU.

Sabes, hay libros publicados y documentales sobre esto (si te interesa, aquí tienes un escrito que hice hace unos años sobre ello), y por supuesto, hay quienes se han sumado a esta causa, conscientes o no, y ahora están por ahí arrastrados por la tendencia.

Cabe anotar que, aunque esto está ocurriendo delante de nosotras en este Norte global, es importante que sepas que en muchas partes del mundo elegir este estilo de vida no es una tendencia divertida con la que ilustrar nuestros perfiles. Ni siquiera es una opción para millones de mujeres, simplemente se impone, porque siempre ha sido y sigue siendo así, o, peor aún, porque las condiciones sociales y económicas nunca favorecen que las mujeres podamos elegir ser iguales e independientes si no luchamos activamente por ello. A esto se le llama feminismo, que seguirá siendo tendencia mientras no consigamos la igualdad.

Pero bueno, me gustaría que esta fuese una conversación entre nosotras, simplemente intentando buscar ciertos puntos que son importantes a la hora de elegir y/o abordar un estilo de vida, cualquiera que sea, pero sobre todo, acerca de las implicaciones y consecuencias que ello tiene para nosotras como mujeres.

No sé, me parece que es importante valorar posibilidades, especialmente si pensamos en el futuro.

¿Has pensado qué pasaría si tu Pablo, ese tan majo al que le haces de comer, le arreglas las cosas, en fin, le haces todo, algún día se va? Porque esas cosas pasan y, por suerte, el mundo no se acaba. De hecho, sigue adelante y tú tendrás que saber cómo continuar. El problema es que no va a ser fácil si has decidido, por tu propia elección (porque claro, cada quien elige su camino), no prepararte con las herramientas teóricas y prácticas necesarias. ¿Qué harás entonces si no tienes la independencia y las habilidades para valerte por ti misma?

Pero vamos a suponer que tu Pablo es un tipo guay y está ahí, firme como el que más. Sin embargo, la vida a veces es extraña y, una mañana, Pablo sale a trabajar y una tragedia se lo lleva. Claro, tú vas a pasar un dolor enorme, y ojalá tengas un entorno majo que te arrope en ese trance difícil. Pero, el entorno da lo que puede y acompaña hasta donde llega. Entonces, habrá que pensar en que tu Pablo, ese que juega el rol de proveedor, ya no está más para traer la harina para hacer los panes de los sándwiches y tú tendrás que salir a buscarla. Aquí es donde se agradecerá haber pensado en la opción de la autonomía económica. No sé, yo por ir dando ideas, podrías aprovechar ese conocimiento y montar un negocio de catering. ¡Igual hay negocio ahí!

Otra posibilidad es que, ojo, no estoy mentando la bicha, pero la vida es compleja. ¿Qué pasaría si caes enferma y tu Pablo ya no se mantiene tan firme a tu lado? Según el informe de la Sociedad Americana del Cáncer sobre la «Disparidad de género en la tasa de abandono de la pareja en pacientes con enfermedades médicas graves», un 27% de los hombres decide que no puede o no quiere lidiar con esto. Si tú, que libremente decidiste quedarte en casa atendiendo las necesidades de Pablo, no cotizaste en la seguridad social, podrías encontrarte sin cobertura para tu enfermedad y sin baja por incapacidad médica. Esa sería una situación bastante difícil de solventar y, sin haber previsto esto, sería aún más compleja.

Pero bueno, vamos a pensar a más largo plazo sin tanto dramatismo. Resulta que pasáis muchos años juntos, Pablo provee y tú le atiendes como lo haces ahora, y todo va bien. Pero los años pasan, os hacéis mayores y un día Pablo fallece antes que tú. ¿Sabes cuánto se recibe por una pensión de viudedad? Porque claro, si tu decisión fue la de permanecer en casa, sin cotizar al sistema de pensiones, no tendrás tu propia jubilación, aunque durante décadas le hayas hecho a Pablo los sándwiches más ricos del mundo.

Como ves, mi intención es señalar esos puntos ciegos que parecen no verse claros en ese modelo de esposa sumisa, dedicada y abnegada, o «tradwife» (como os hacéis llamar, no sé si para darle glamour a algo más viejo que la moda de andar a pie) que estáis defendiendo. Quiero pensar que, ojalá, otras chicas que están considerando entrar en ese juego contemplen estas situaciones antes de tomar cualquier decisión. ¡Oye, yo prefiero que vayan avisadas!

Y ya por último, permíteme que te haga un par de recomendaciones y una sugerencia.

Mira, aunque te parezca que no es tendencia, no podemos perder de vista que el feminismo está hoy más vivo que nunca, y somos muchas las que estamos en ello. Hace años, Betty Friedan escribió un libro increíble sobre este tema, se llama La mística de la feminidad. Puede que te sea útil algún día, porque créeme, todas nos cuestionamos nuestros roles, y esos cuestionamientos son muy necesarios.

Otra recomendación es una de mis lecturas favoritas de la jefaza, Virginia Woolf, «Una habitación propia». Aunque le han dado mil vueltas, para mí lo más importante es que sigue siendo una referencia más de un siglo después, y es que Virgina defiende la necesidad de tener independencia económica y un espacio o espacios propios para poder desarrollar nuestras vidas de forma independiente, como cualquier ser humano.

¿Queremos compartir ese camino con alguien? Por supuesto, faltaría más. Pero también debemos andar nuestro propio camino. Se pueden hacer en paralelo y funciona estupendamente. Si hay sentimientos reales de ambas partes, se comparte y se disfruta del crecimiento y el avance compartido.

Mi sugerencia: no eches en saco roto la opción de usar todos esos conocimientos que has aprendido para hacer tantas cosas. Plantearte tus propios emprendimientos puede asegurarte un futuro más estable. La vida da muchas vueltas, y si te coge preparada, el mareo será más leve.

Artículo publicado originalmente en Público, el 28 de julio de 2.024.