Los días 7 y 8 de junio, se llevo a cabo la presentación del City Group Madrid del PES (Partido Socialista Europeo) evento en el cual participe en la segunda jornada. Mi intervención estuvo en el eje de «Europa en el mundo», y que a sugerencia de las personas que participaron en el acto, así mismo de quienes no pudieron asistir, comparto aquí.
8 de junio de 2013 – Presentación del City Group Madrid – PES – Europa en el mundo
Mi participación en éste foro y a este tema en particular “Europa en el mundo”, se debe a mi condición de Colombiana residente en Europa, con lo cual pretendo aportar una doble visión, como Latinoamericana y Europea, y es precisamente en esa faceta en la que voy a enfocar mi intervención, saltando de uno a otro lado del océano, sin desconocer los procesos continuos de cambio que se vivían y se viven, tanto aquí como allá.
En primer lugar, me gustaría establecer una premisa que voy a mantener durante toda mi intervención: el control de la información, es una de las principales herramientas (si no es la mayor) para evitar unas sociedades fuertes, consolidadas, y que controlen a sus poderes políticos y económicos, control que se hace muy bien en ambos hemisferios, y que de esta manera dificulta tener una visión real de lo que al otro lado está pasando.
Esto se demuestra, por ejemplo, con la diferente visión que se tiene de Europa, desde dentro de la misma, como desde fuera; Hasta los inicios de la crisis, Europa era vista a nivel mundial como una sólida unión política y económica ya establecida y consolidada, al menos de cara a la opinión internacional.
Nos creímos, dentro y fuera de Europa, que se construyó tras el horror de la Segunda Guerra Mundial, para evitar que algo similar volviera a pasar, buscando generar una serie vínculos entre los países que inicialmente la conformaban.
Surge como un proyecto de unificación a mediados de los 40’s, encontrándose con un panorama que buscaba superar los periodos vividos anteriormente, al que Hobsbawm llamaría el de “la revolución social”; con el auge económico de los 60’s y con unas transformaciones sociales que pretendían demarcar un antes y un después, buscando generar un mundo que fuera postindustrial, postimperialista, postmoderno, postestructuralista y hasta en muchos lugares postmarxista. Europa viviendo su momento coyuntural, frente a un mundo tan diverso y cambiante como la experiencia que se vivía aquí.
Precisamente por ello, se esperaba de Europa que mantuviera y reivindicara ciertas posturas respecto al panorama político y económico internacional, que en numerosas ocasiones (conflictos armados, confrontaciones geopolíticas o asuntos tan graves como trata de personas), no han recibido una respuesta de la institución europea tal y como se esperaba. Europa ha venido generando el sentimiento de haber fallado en mucho, con respecto a lo que de ella.
Sin embargo, Europa (que para el caso latinoamericano en segundo lugar, después de los Estados Unidos) se ha visto como un foco de oportunidades, un referente en lo económico y laboral, en lo intelectual y académico, tal y como pude conocer cuando trabajé para la Alianza Francesa, asesorando a estudiantes de Colombia que pretendían continuar sus estudios en Francia, debido a la calidad de la oferta educativa.
Pero esa era otra época; Latinoamérica estaba en otra de sus crisis, y Europa, gracias a sus burbujas, vivía una situación económica boyante. Eso hacía que la ciudadanía europea mirara por encima del hombro a los países de Latinoamérica, con una visión llena de tópicos y prejuicios sobre nuestras sociedades, que se manifestaban en comportamientos, que bajo una amabilidad flotante, llevaban en su aire de un hilo de condescendencia para con esas personas se habían lanzado a vivir la aventura del ‘sueño europeo’, que como dato puntual y para el caso especifico de América Latina, eran en mayoría mujeres, faltas de espacios y políticas de inclusión laboral y que con ese panorama que empezaba a saltar el océano, de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, venían a alcanzar lo que en sus países de origen no habían conseguido.
Sin embargo, ahora es común la opinión de que Latinoamérica puede ser un buen lugar donde buscar oportunidades, y muchas familias españolas (como en otros tiempos) buscan encontrar allí la tranquilidad laboral y económica que aquí ya no tienen. Cada día es más frecuente conocer en nuestros círculos cercanos personas que han decidido probar suerte en Argentina, Brasil, Chile, Venezuela o Puerto Rico, puesto que su condición económica parece estar mejor que la tenemos aquí. Espero que pronto puedan encontrar esa tranquilidad y esa prosperidad que buscan, y de paso, comprobar que muchos de esos prejuicios que existen no tienen fundamento.
Ahora bien, en Europa, estamos asistiendo a un progresivo y planificado desmantelamiento de los servicios públicos, que ha costado años, millones y vidas poder construir. Educación, sanidad y pensiones están en el foco de los ataques de los mercados y las grandes empresas. Sin embargo, esto no es nuevo para mí. Ya viví algo similar en Colombia, cuando empezaron el proceso de privatización del sistema sanitario, al igual que en el resto de América, del norte y del sur, hasta ser un servicio donde los “clientes” (ya nunca más pacientes), llegan al caso de no saber si podrán salvar su vida de una enfermedad grave por si su seguro se lo cubre o no, o sus recursos económicos se lo permitirán. Un camino que tiene una vuelta atrás bastante difícil y compleja, para la muestra de ello, tenemos los esfuerzos de Obama por crear un sistema público sanitario, por supuesto con la frontal oposición de los lobbies sanitarios, farmacéuticos y de seguros privados, ya que con esto, acabaría con su negocio; pero que en otros lugares más pequeños, proporcionalmente hablando, se esta logrando de manera muy lenta, pero esperamos que firme, como es el caso de Bogotá, donde el actual alcalde, Gustavo Petro, esta recuperando los antiguos hospitales públicos, que en su momento fueron pioneros y que las empresas privadas no compraron por sus altos costes, ahora estos están siendo reacondicionados con una alta inversión de las arcas públicas, para que la población que se encontraba excluida de los servicios sanitarios privados, tenga cobertura de calidad, medida que por cierto es duramente criticada por los mismos lobbies, pero en este caso, los locales.
Y ya que estamos hablando de dirigentes mundiales o regionales a quienes habría que conocer mejor antes de opinar sobre ellos, (volviendo al punto aquel del manejo de la información) también aprovecho para poner en nuestras conciencias que Hollande, presentado como un ejemplo de progresismo en Europa, sigue permitiendo las mismas redadas y expulsiones indiscriminadas de población inmigrante que Sarkozy empezó. Eso es algo que habría que revisar…
Desafortunadamente, todos estos retrocesos en las políticas sociales, no son solo exigencias de la economía, porque para nadie es secreto, que tienen una altísima carga ideológica de derechas bastante conservadoras, basta con ver las reacciones que han generado las políticas de igualdad de género, la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo y todas aquellas leyes que institucionalizan derechos sobre las libertades en materia sexual y reproductiva.
No es fácil desprenderse de las costumbres que no se identifican. Por ello, considero que es complejo ser consciente del enorme eurocentrismo que se vive en el día a día, y que hace que no se saquen las miradas de Europa. Pero si ponemos todas las cartas sobre la mesa, quizás ahora, en plena crisis, la población europea pueda entender un poco más lo que es vivir en una América del sur que es conceptuada como ‘el patio trasero’ de los Estados Unidos. El poder colonialista e invasor de la cultura norteamericana, las constantes y potentísimas injerencias de EEUU en la política territorial, económica, social y educativa de cualquiera de los gobiernos latinoamericanos es mucho mayor de lo que se puede entender sin vivirlo en el día a día. Sin embargo, ahora, en plena crisis, la ciudadanía europea, o una parte de ella al menos, (me refiero a la ciudadanía griega, portuguesa, chipriota, italiana y española), puede entender lo que se siente cuando un gobierno extranjero le dicta lo que tiene que hacer, cada una de las normas y decisiones a tomar, no pensando en el bien del propio país y su ciudadanía, sino pensando en convertirlo en una fábrica de mano de obra barata, o en un campo de pruebas en lo económico, laboral o en cuanto al desmantelamiento de los servicios públicos. Quizás, ese mismo papel colonialista y dominante que EEUU juega en América, lo esté llevando hoy Alemania en Europa. Quizás ahora sí, la ciudadanía europea pueda dar sentido a la famosa expresión de “Yankees go home”, y de la necesidad de los pueblos latinoamericanos de construir y mantener una identidad propia con respecto a EEUU. Propia como países, pero también como Latinoamericanos. Y en esto, Europa, en su momento, fue un referente en el cual se basó la propuesta que se barajó en América del sur, de crear un espacio económico común, que fortaleciera el mercado regional y nos permitiera negociar en mejores o iguales condiciones con los países del llamado ‘primer mundo’; recuerdo las palabras del expresidente Lula en el Foro Global Progress en 2011, refiriéndose a la necesidad de mantener la UE, pero con los principios con los cuales se fundó, con una moneda única y fuerte y unas políticas de comunidad.
Para acabar con un cierto optimismo, aunque moderado, hablemos de futuro: considero que Europa saldrá de la crisis. Pero creo que esa salida pasa por un gran pacto social, y por estudiar y conocer mejor los antecedentes que nos llevaron a ella, y conocer las medidas tomadas por otros países que, antes que Europa, vivieron situaciones parecidas. En éste sentido, creo que Europa está mirando hacia donde no es. La austeridad no es el camino, tal y como tenemos claro, excepto, por desgracia, nuestra clase dirigente. Quizás deberíamos dejar de mirar a ver cómo hace Alemania para salir de la crisis, (las dos veces que pasaron por una grave crisis, se dio un enorme aumento del apoyo popular a las posturas extremistas, tal y como está pasando con el filonazismo de Amanecer Dorado en Grecia o ahora mismo en Francia). Quizás, sería más instructivo mirar hacia países de Latinoamérica, acostumbrados a pasar por crisis cada ciertos años, y salir de ella con el menor daño posible. Por ejemplo, a Argentina, que atravesó incluso un “corralito financiero”, y sin embargo hoy en día está creando empleo, incluso para trabajadores españoles que van allí a probar fortuna.
En resumen, creo que Europa y Latinoamérica tienen demasiados puntos en común como para no tenerlos en cuenta, y que, uniendo las voluntades de sus pueblos, podremos crear una verdadera unión social por encima de las divisiones que los grandes poderes quieren imponernos para evitar la verdadera fuerza que puede transformar el panorama actual: la de una Ciudadanía democrática, librepensadora, crítica, participativa y por supuesto, feminista. 😉