Los datos hablan por sí solos. El 80% de los ingenieros españoles son hombres y hay un déficit en el número de mujeres matriculadas en las llamadas carreras STEM o técnicas
El acceso de las mujeres a la educación superior está ampliamente extendido desde hace décadas pero, sin embargo, todavía encontramos carreras universitarias y profesiones que están fuertemente marcadas por un sesgo de género.
En España, el 54% de la población universitaria son mujeres pero en las carreras de Ingeniería o Arquitectura son el 25%, según datos del Ministerio de Educación. En otros países, como Estados Unidos, incluso menos (15% de ingenieras). El 80% de los ingenieros españoles son hombres y hay un déficit en el número de mujeres matriculadas en las llamadas carreras STEM, es decir, las Ciencias Físicas, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas y cada año que pasa sigue bajando el ratio de alumnas.
¿Dónde están las mujeres? Mayoritariamente en ciencias sociales y en aquellas relacionadas con la Salud. Las Ciencias Sociales y Jurídicas tienen un 71,1% de mujeres estudiantes y las Ciencias de la Salud, un 60,4%. Las Humanidades son otro sector donde hay más mujeres que hombres.
La OCDE destaca que la brecha de género en la educación ha aumentado en España. Las causas de esta disparidad en la distribución por estudios de las universitarias son varias y, además, están muy influenciadas por los estereotipos de género y la clara ausencia de referentes.
En primer lugar, la decisión sobre qué estudiar se toma muy temprano, en torno a los quince años, y el entorno influye de manera determinante, así como el hecho de que las familias y el profesorado incidan más en los hombres para que se decanten por estudiar carreras técnicas respondiendo a los estereotipos de masculinización de las profesiones.
Quienes han estudiado este tema en profundidad destacan que el hecho de que haya menos mujeres en estas carreras no tiene que ver con un menor rendimiento académico de éstas con respecto a los hombres. Es más, las mujeres suelen conseguir puntuaciones más altas cuando se evalúa la probabilidad de graduación, la nota media final y el tiempo empleado en terminar los estudios de los estudiantes.
En segundo lugar, la desconfianza en su dominio de las matemáticas. Si bien el desconocimiento en esta área es generalizado en España, las chicas suelen mostrar una mayor desconfianza en sus habilidades matemáticas y acaban desistiendo de estudiar este tipo de carreras universitarias.
La percepción social de la utilidad de las carreras técnicas es el tercer factor. Las chicas tienden a estudiar carreras que les permitan trabajar en ambientes más sociales. Asimismo, existe una relación entre el área de conocimiento escogida para lo estudios y el acceso a una ocupación. En este sentido, la consultora Accenture realizó un estudio en el Reino Unido y descubrió que el 60% de las niñas de doce años consideran que las ciencias STEM son difíciles de estudiar y el 47% de ellas veían a los niños como mejor preparados para afrontarlas.
La última causa tiene que ver con el problema de la conciliación de la vida familiar y laboral. Las mujeres que trabajan en los sectores técnicos suelen abandonar sus carreras profesionales en mayor proporción que los hombres y además, están infrarrepresentadas en puestos directivos y de responsabilidad.
Afortunadamente ya se están tomando iniciativas para modificar esta situación, tanto de concienciación como políticas, para aumentar el número de mujeres que acceden a estudios técnicos. La Unión Europea ha calculado que si el en sector digital europeo se aumentara el peso de las mujeres, el resultado sería que el PIB anual comunitario subiría en 9.000 millones de euros anuales.
La igualdad no puede ser sectorial, debe ser transversal también en el mundo académico. Un aumento de la población femenina en los estudios universitarios técnicos sería un avance indudable para la igualdad real entre hombres y mujeres en las sociedades.
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Publicado originalmente en BEZ.es el 15/12/2016.