¡Hablemos, pero no solo de economía!

Llevo días dándole vueltas al tema de la coherencia y la conciencia ciudadana, sobre todo en coyunturas tan particulares como la actual.

A diario y prácticamente en todas las cadenas de TV se ven estos programas de debate político, que desde luego pretenden informar a sus televidentes (entiéndase también desinformar en muchos casos) sobre los por menores y mayores de esta crisis que nos agobia.

Hemos aprendido con ellos de economía, lo que mucha gente de económicas tarda meses y hasta años, aprendimos que es la prima de riesgo y por que se comporta así, la importancia de la bolsa y los valores –económicos, por que no tenemos tan claros los morales- que allí se mueven y se juegan a diario y así mismo toda una serie de conceptos que en la cotidianidad nunca tratábamos, por que para eso “ya había gente formada que lo hacia”…

Pero, después de meses -y muchos ya- de escucharles a diario y de por fin entender de que carajos nos hablan, me cuestiono sobre la repercusión real han tenido; dónde esta esa conciencia que han creado? Se ha quedado en el sofá desde donde los vemos?

Las RRSS nos han permitido tener un tono de voz más alto y como dicen las y los “analistas” del medio, nos han permitido medir los niveles de cabreo de la ciudadanía; pero como compaginamos esto con un gobierno que desde luego tiene claro que (aunque nos quieran devolver a los años 50, donde la gente tragaba entero y no decía ni mu, por el miedo) ya no vivimos en la profunda ignorancia y ahora tenemos muchos mas canales de información y medios para comunicarnos -quien quiere, eso si- pero que aun así, debemos lidiar con la indiferencia total de un gobierno que pasa por completo de la voz del pueblo que reclama la presencia y voz constante de su presidente, ese que se niega a darnos explicaciones sobre sus acciones; tal vez les vendría bien no olvidar que se le piden explicaciones sobre una tarea que le fue asignada por ese mismo pueblo que hoy le reclama. Por supuesto sobra decir que no lo esta haciendo bien, y ni para quienes no le votamos, pero tampoco para muchas de las personas que si le votaron, por que creían que su gestión y la de su gobierno sería, cuanto menos, más transparente, y para esto basta con darse una pasada por los foros de discusión de la derecha y más derecha, donde el descontento por fin, también es visible.

Pero como estas ya son obviedades, quiero centrar mi reflexión en el papel que juegan los medios, específicamente esos programas de debate que ahora se llevan una buena parte de la audiencia televisiva (y menos mal, que ya era hora de que la gente empezara a pasar de tanta telebasura, aunque en esa batalla aun nos quedan combates). Estos programas que nos han servido de marco ilustrativo ante una situación que muchas personas no entendíamos con claridad, en donde diariamente se nos hace un panorama de la situación, desafortunadamente no muy alentadora.

Mi reclamo de hoy, es que teniendo una realidad tan amplia, no podemos centrar los debates -casi el 85% del tiempo de emisión- solamente al aspecto económico, por que estaríamos jugando a desdibujar un panorama social, que es resultado de toda esa problemática económica.

Me refiero con esto a que escuchamos hablar de Ángela Merkel, de Mariano Rajoy, de la UE y de los países que la conforman, de los EEUU, el G20, del FMI, de los comités asesores y de las agencias de calificación, en fin, un sin número de entes que participan en todo este tinglado que hoy nos trae de cabeza, pero hasta que punto estamos dejando en un segundo plano, una serie de temas sobre los cuales la ciudadanía necesita tener una formación más amplia…

Para no irnos muy lejos, tenemos dos debates por debajo de la mesa, y lo digo así por que allí, es donde parece que los quieren mantener; el Ministro de Justicia ha anunciado su interés por modificar la ley que permitirá imponer la custodia compartida en los divorcios donde no hay previo acuerdo de los progenitores, bajo una serie de “excusas” que no hace falta ser muy doctos o doctas en el tema, sino tener un poco de sentido común, para darse cuenta que no tienen coherencia; este es un tema del que se habla mucho en las RRSS sin conocimiento del mismo y que como en muchas otras ocasiones, de dejársele pasar así, será impuesto sin que la gente conozca sus consecuencias a futuro. Aun estoy esperado que se invite a personas formadas -aclaro, he dicho formadas, no cualquiera que crea que sabe- en el tema para que se debata sobre el mismo y que así la gente, (como en su momento supo lo que es la prima de riesgo) entienda que es la custodia compartida impuesta y las gravísimas consecuencias que puede traer para las y los futuros ciudadanos.

Tenemos una huelga del sector de la minería, que lleva días llevándose unos muy pocos minutos en los telediarios –más de imágenes, que de análisis- y aun menos en los programas de debate y aun estoy esperando conocer más a fondo la verdadera problemática del sector a viva voz de las personas conocedoras del tema, pero eso si, si la prima sube o baja, uno o dos puntos, hasta recibo alertas al móvil.

Pero desde luego, si empiezo a enumerar, no pararía de describir la creciente lista de problemas sociales, que van de la mano de esos económicos que ya también conocemos; por ejemplo, hay en curso una propuesta –también del ministro de Justicia, vaya cosa con el señor Gallardón- para modificar la actual ley sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos, que nos llevara a plantearnos la necesidad de tener que salir del país para poder ejercer nuestro derecho a decidir sobre si queremos ser madres o no y de la cual solo se hablo cuando el ministro tacho de “mujeres autenticas” a aquellas que han decidido ejercer su maternidad, excluyendo a quienes han decidido que lo harán cuando les plazca o simplemente no quieren y es su decisión; o cuando hablo de una “violencia estructural” sobre esas “mujeres autenticas”, cuando su gobierno y sus medidas -económicas- imposibilitan cada vez más la posibilidad para cualquiera de desarrollarse con unas condiciones mínimas y dignas y ya en ese orden, ni hablemos de traer más personas a nuestro entorno, cuando no podemos ni con nosotras y nosotros mismos, debido a una situación laboral precaria y deficiente y una reducción cada día más notable de los sistemas sanitario y de educación.

Y ya mejor ni tocamos los temas de la xenofobia (rampante ya por todo el continente, hasta en partidos políticos legales) la homofobia y esa intolerancia cada día más constante a la diversidad, de pensamiento, de formas de vida, de credo; a esas diferencias que enriquecen, pero que cada día nos quieren mostrar como todo lo contrario.

Entonces, necesitamos el debate, por supuesto que si, eso esta claro, este enriquece y forma, da herramientas de análisis, abre consciencias y genera posturas, pero no caigamos en el error de quedarnos en un solo debate, que con el tiempo termina volviéndose parte de esa normalidad, a la que terminamos acostumbrándonos y llevando como una comida más del día, una charla más en el bar, en el pasillo mientras se fuma el cigarro o en el metro mientras llego a mi parada, porque la insensibilidad y la cotidianidad sobre los problemas es tan o más mala, que la indiferencia y la ignorancia y no están los tiempos para ser ignorantes o indiferentes.

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